An matutina, con este título tan peculiar que parece sacado de un manuscrito medieval, Ángel Manuel Vicea se adentra en el género poético. Para ello ha elegido la octava real (la preferida de los poetas épicos del Renacimiento italiano), la rima consonante, casi en desuso, y el verso endecasílabo que también fue el predilecto de los poetas neoclásicos españoles del siglo XVIII para su poesía didascálica o pedagógica. En este sentido, tiene uno la sensación de que An matutina es un libro de poemas a destiempo del principio de este siglo. Sin embargo, la carga poética que contiene este poemario le inviste con la contemporaneidad que posee el valor intrínseco de la poesía.
Sin duda, la guía para la lectura de este libro es el preciso y acertado prólogo con el que Jesucristo Riquelme pone pórtico a este poemario. Un poemario que es un grito desbordado. Como sucede en la serie de los cuatro cuadros del noruego Edvard Munch, nuestro autor expresa en los poemas de An matutina el dolor que le genera el mundo que le rodea y el que reside en su propio universo interior. Porque detrás de estos versos hay un poeta desesperanzado y escéptico. Así escribe:
‘Como el alma de infamia desprendida.
En tanto lugar vibra el gozo insano
y a tanta soledad se nos convida,
qué del tributo en poderosa mano,
se hizo la mar vacía, la tierra herida,
la grandeza violenta del tirano,
el enjambre soez de los engaños
y el poder que vomitan los escaños.’
Pero también atisbamos a un autor empeñado en alzarse desde el profundo barro de nuestra humanidad y nos dice: ‘La Verdad, que a sí misma se anticipa, / contigo y con la tierra participa.’ Por todo ello, a pesar de la desgarradora crítica que ejerce a través de sus poemas sobre la sociedad que le ha tocado vivir —una sociedad que para el poeta carece de los fundamentos éticos y morales que el autor reivindica en sus versos—, Vicea cree aún en la redención a través del arte. En este caso de la Ars poetica.
En An matutina puede observase el dominio de la palabra que tiene el autor. Vicea busca con ahínco, con verdadera obsesión, la palabra exacta. La palabra precisa. La palabra como bisturí para diseccionar los ámbitos y las esferas en las que se desenvuelve su poesía. En la poesía de Vicea la palabra es quien gobierna por encima de las imágenes, por encima de las metáforas o de cualquier otro recurso literario. Para dar tal relevancia a la palabra no duda en forzar el lenguaje como si de un hierro candente se tratara: ‘Tras la soflama esquiva de un semblante, / que en los celajes de la noche umbría/resuena como flor dulce y mora, / cual pompa de hermosura tentadora.’
No hay por tanto pereza léxica en Vicea. Todo lo contrario, el léxico se cuida hasta el extremo. El mismo léxico que revela su inconformismo con estos tiempos donde habita, pero pareciera que no quisiera estar. Porque para este poeta otros tiempos pasados serían si no mejores, sí más acordes con su persona y su poesía. Ese léxico escogido con tanto esmero es el que utiliza, a modo de máquina del tiempo, en fórmulas expresivas que el autor nos acerca desde un lejano pasado: ‘Y aún más, aquí dichoso y prisionero / le brindo señora mi amor entero’
La espina dorsal de este libro se articula en torno a quince palabras que son al tiempo claves para adentrarnos en el discurso poético de Vicea. Son las palabras llave de este poemario, digámoslo así, que nos abren las puertas de cada uno de los capítulos del libro. Palabras que se utilizan como un juego de espejos. El Amor, la Amistad, el Destino o la Fidelidad se sitúan cara a cara frente a la Desgracia, el Olvido, la Muerte o la Infidelidad. En todo caso, temas universales que han estado presentes en la poesía desde las épocas más remotas. Anotar aquí qué para introducirnos en los diversos capítulos, Vicea recurre a otras tantas citas bibliográficas de autores que van desde la antigua Grecia de Homero a la Edad de Plata de la cultura española con Cajal. Ese es el bagaje cultural que el autor hace suyo y del que quiere dejar constancia en su obra.
Por último, creo importante destacar que An matutina es el inicio de una trayectoria, y de esta forma debe observarse este poemario. Su autor deberá ir construyendo y consolidando su proyecto poético. La evolución que habrá de sufrir el discurso lírico de Vicea será lo que defina su próxima poesía. Por la relación que el autor tiene con la música sabemos que difícilmente perderá esa cadencia tan necesaria que imprime a sus versos. Si seguirá por el sendero de la poesía rimada o del verso libre deduzco que lo determinarán sus imperativos expresivos. En todo caso, los poemas inéditos con los que Vicea dará continuación a dicho proyecto poético, qué por lo que sabemos a no mucho tardar verán la luz, nos irán dando la medida y altura de su poesía. Lo que puede decirse a día de hoy es que tras conocer y leer An matutina merecerá la pena, a buen seguro, seguir la pista de este nuevo poeta.
An matutina. Ángel Manuel Vicea. Entrelíneas Editores. Fuenlabrada (España), 2013
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