El pasado viernes, 22 de enero, se presentó en el Ateneo de Madrid la última novela de la escritora Elena Muñoz, titulada Vientos del pasado que tiene un subtítulo intrigante El secreto tras el cuadro. Una historia protagonizada por dos mujeres de distintas épocas pero unidas por un mismo enigma. Durante el acto se comentaron distintos aspectos de la nueva obra de Muñoz. Asimismo, la escritora mantuvo un interesante diálogo con el público asistente al acto y respondió a las preguntas que se le hicieron sobre la novela que se presentaba. Igualmente, adelantó a los asistentes algunos detalles del proyecto en el que trabaja en la actualidad.
Reseña del libro
Vientos del pasado
El secreto tras el cuadro
Elena Muñoz
Bohodón Ediciones, 2015
Una nueva novela de Elena Muñoz entra en el panorama literario por derecho propio. Vientos del pasado. El secreto tras el cuadro
es el título del libro con el que Muñoz, escritora, bloguera,
articulista, poeta y, más que gestora, diría agitadora cultural, da
continuidad a su trayectoria narrativa, iniciada en 2013 con la publicación de su opera prima Como el viento en la espalda.
Vientos del pasado
es una novela de intriga y de intrigas, elaborada a partir de un
episodio histórico en el que aparecen personajes fundamentales de la
segunda mitad del siglo XVIII y primera del XIX, así como personajes de
nuestro tiempo creados por la autora.
De
esta forma, Elena Muñoz establece la acción de su novela en dos
períodos temporales distintos que transcurren en paralelo a lo largo de
la primera parte de la novela. Una primera parte en la que se introduce
sin ambages al lector en la trama desarrollada por la escritora, a
partir de un suceso que aún se mantiene en la penumbra de la historia.
Un turbio asunto relacionado con una de las etapas más desafortunadas de
la monarquía española, en el que Muñoz ha fijado su aguda mirada para
ubicarlo como epicentro de su novela. Las consecuencias de dicho asunto
se extienden en la ficción trazada por la autora hasta la actualidad.
En
este sentido, la acción de la segunda parte de la novela tan solo se
desenvuelve, a diferencia de la primera mitad de la obra, en el presente
y enlazando, a su vez, con personajes y situaciones planteadas ya en la
anterior novela de Muñoz Como el viento en la espalda. Aunque no es imprescindible conocer de antemano esa primera obra de la escritora, para sumergirnos de lleno en la trama de Vientos del pasado.
En efecto, el personaje principal, la protagonista del relato, Marta Nogales, que comenzó su andadura en Como el viento en la espalda,
retoma ahora su itinerario para desentrañar otro enigma, otro
“rompecabezas”. En esta novela aparecen elementos que ya se apuntaban en
su primera obra y que, como telón de fondo del hilo narrativo, vuelven a
estar presentes: la historia del arte, la transgresora visión del mundo
que nos ofrece el artista, la relación hombre-mujer, el tema del amor,
la sensualidad o el erotismo, la figura del padre,… Pero a pesar de que
para entender la narrativa de Elena Muñoz no debamos perder de vista
aquella novela, aquí estamos ante una historia totalmente nueva, ante
una aventura diferente desde el principio hasta el final, en torno a un
misterio que debe ser desvelado.
Unas
joyas desaparecidas, el robo de un cuadro supuestamente pintado por
Goya, una enigmática carta, el contenido de una pequeña bolsa de
terciopelo negro, un asesinato sin resolver, la sombra de la
masonería,…y un final inesperado, ponen los elementos que mantienen el
suspense y el interés de los lectores hasta la resolución de la trama.
Vientos del pasado. El secreto tras el cuadro
no es una novela histórica, aunque el punto de partida lo encontramos
en unos hechos históricos que fueron decisivos para España y marcaron el
fin de la Ilustración y, seguramente, el destino de nuestro siglo XIX.
Elena Muñoz hace lo que tiene que hacer un escritor, una escritora en
este caso, contar bien una historia. Con rigor histórico sí, pero
separando la función de la novela, desarrollar un relato que tenga
interés para los lectores, y la de la historiografía.
Para
ello escoge un personaje que no tiene actividad en la novela, pero
sobre el que pivota toda la historia, Manuel Godoy. Un personaje del que
es difícil separar su condición de amante de la reina Maria Luisa de
Parma, esposa de Carlos IV. Como sucede con la mayoría de personajes del
siglo XVIII, un siglo y un tiempo trascendental en muchos aspectos,
seguramente aún queda mucho por conocer sobre su figura. Godoy está en
la novela, como personaje esencial de la trama y a través de sus
Memorias en la primera parte del libro.
Godoy
ha sido uno de los hombres que más poder ha atesorado a lo largo de
nuestra historia. Tras la caída en desgracia de Floridablanca y el conde
de Aranda, cuando resonaban con fuerza los ecos de la Revolución
Francesa, Godoy fue elevado a las más altas instancias del Estado.
Siempre se ha achacado dicho ascenso a sus historias de alcoba con la
reina. Si bien está posición privilegiada le favorecería en muchos
momentos, no parece que toda su carrera política pueda reducirse solo a
esa circunstancia. Godoy también fue un avispado político que algunos
historiadores han calificado como el primer dictador de nuestro tiempo.
En su persona se unieron relevantes responsabilidades de gobierno e
innumerables títulos, entre los que destacan el de Príncipe de la Paz,
el de Gran Almirante, con tratamiento de Alteza Serenísima, el de
presidente del Consejo de Estado y, posiblemente el más sorprendente, el
de Generalísimo, título nunca otorgado en España hasta ese momento.
Otro
personaje histórico con peso específico en la novela es Josefa Petra
Francisca de Paula de Tudó y Catalán, Alemany y Luesia, princesa de
Bassano, duquesa de Alcudia y de Sueca, grande de España por su
matrimonio con Manuel Godoy y primera condesa de Castillo Fiel. Pepita
Tudó o Josefina Tudó, o sea, cuya fama se debe a la polémica relación
que mantuvo con el citado político Manuel Godoy, casado con la prima del rey María Teresa de Borbón, que finalmente se convertiría en su marido.
Doña
Pepita Tudó es, junto a Marta Nogales, la coprotagonista de esta
novela. Por lo menos en la primera parte de la obra. Una mujer que
esconde un gran secreto y de la que un informe confidencial de la
policía francesa, cuando se estableció en París con Godoy ya en el
exilio, afirmaba que lucía en sus apariciones públicas joyas por valor
de cuatro millones de francos de la época. Las mismas con las que al
parecer obtuvo un préstamo de 600.000 francos del Banco Rollac. El
misterio está servido y Elena Muñoz no desperdicia un ápice de esta
figura, pocas veces tratada en nuestra literatura. Una de esas escasas
ocasiones fue la novela Pepita Tudó del dramaturgo Ceferino
Palencia, que se inspiró para ello en esta mujer de quien se piensa, no
sin fundamento, que fue ella y no la duquesa Cayetana de Alba la que
retrató Francisco de Goya en sus celebres pinturas de las majas vestida y
desnuda.
Entre
los numerosos detalles narrativos que guarda la novela, destaca el que
utiliza Elena Muñoz para subrayar la relación adultera de Godoy con la
Tudó. Para ello escoge el encuentro de los amantes con Gaspar Melchor de
Jovellanos, quien representa mejor que nadie la ética y la virtud como
ningún otro personaje de su época.
En definitiva, Vientos del pasado
es una novela que merece leerse no solo para descubrir el secreto que
se esconde tras el cuadro, sino para pasar un rato agradable disfrutando
de la lectura y del buen hacer literario de Elena Muñoz que se ha
revelado como una solida voz de nuestras letras. © Francisco J. Castañón
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