sábado, 27 de septiembre de 2014
"Operación marquesinas" de reemplazo
jueves, 25 de septiembre de 2014
Reseña de "El regreso de El Lobo" de Fernando Rueda
Fernando Rueda
Roca Editorial, 2014
Sobre esta novela, Julia Navarro se ha preguntado “donde acaba la ficción y comienza la realidad, o al revés”. A esa cuestión sólo puede responder el autor. Lo que sin duda destaca es la verosimilitud de la trama, pegada a una realidad bien documentada, en la que no hay sitio para especulaciones tipo Dan Brown. Ser verosímil y, al tiempo, nada previsible proporciona a esta novela la fuerza centrífuga que atrapa al lector.
Así como Ian Fleming construyó a James Bond a partir de Yeo-Thomas, espía británico de la II Guerra Mundial cuyo nombre en clave era “Conejo Blanco”, el epicentro de la novela de Fernando Rueda radica también en su protagonista, inspirado igualmente en un personaje real, el espía Mikel Lejarza, “El Lobo”. Miembro de los servicios secretos españoles, Lejarza hizo historia al infiltrarse hace 40 años en ETA y desencadenar la detención de 200 terroristas. Por ello, ETA aún tiene guardada una bala para Lejarza. Esperemos que nunca ocurra lo que sucedió con Denis Donaldson, agente del MI5 infiltrado en el IRA, al que asesinaron tras llegar la paz a Irlanda del Norte.
Con un pie en la historia y otro en la ficción, Fernando Rueda reactiva a Mikel Lejarza en una fecha señalada, el 11-S, y le introduce de lleno en los acontecimientos que provocará la respuesta de Estados Unidos, con sus luces y sombras, a la agresión de Al Qaeda. Dubái, Guantánamo, Nueva York, Afganistán,…. son “los exteriores” de esta obra que ha sido escrita para leerse con la intensidad de una novela de espías.
El regreso de El Lobo es asimismo la prospección psicológica de su protagonista. Un hombre de potente personalidad, de muchas caras y bastantes aristas, habituado a la clandestinidad, herido por las renuncias, difuminado por la cirugía estética, al que no permiten acudir al entierro de su madre, siempre a la huida, en constante búsqueda de su verdadera identidad y su lugar en el mundo. Para elaborar con minuciosidad un personaje tan complejo, el autor confiesa haber estado durante meses “en contacto con un psicólogo clínico especialista en este tipo de personalidades”. Un personaje que predomina, pero no eclipsa a los que van surgiendo en las páginas del libro.
En la soledad propia del lobo estepario, Mikel, siempre infiltrado entre terroristas, narcos o traficantes, se siente asqueado de estar en el lado oscuro de la verdad oficial. Sin embargo, sumido en este juego de lealtades y valores, deberá realizar una elección crucial ante la amenaza de un nuevo atentado más mortífero que los del 11-S. Quizá porque aún no se ha deshumanizado, como cabría pensar.
Por otro lado, su carácter enigmático, debido a su doble vida, y de hombre de acción, confiere al protagonista un enorme atractivo para las mujeres. Aunque si el protagonista fuera mujer, observa el autor, ejercería la misma atracción en los hombres.
Anotar, por último, que esta novela es de algún modo un homenaje a esos agentes de carne y hueso que se juegan la vida a diario. No sabemos si esta novela es el inicio de una saga. Por ahora es un enigma literario. Como subraya Fernando Rueda “una vida como la de Mikel Lejarza da para muchas novelas”. De momento, lo que si podemos confirmar es que El Lobo ha vuelto.
miércoles, 24 de septiembre de 2014
Presentación de "El regreso de El Lobo" de Fernando Rueda
domingo, 14 de septiembre de 2014
Reseña de "Una mirada al siglo XX" de Rui Vaz de Cunha
Rui Vaz de Cunha
Ed. Romero Libros, 2013
Rui Vaz de Cunha es un autor inventado. Doy aviso de ello a los lectores que se acerquen a la última obra de este portugués apócrifo, titulada Una mirada al siglo XX: Los memorables de Vázquez Díaz. En efecto, detrás de este nombre, de este heterónimo, están dos escritores muy dados a la provocación, Jaime-Axel Ruiz Baudrihaye e Ignacio Vázquez Moliní.
Por separado, estos autores han escrito y firmado con sus verdaderos nombres diversas obras de narrativa y ensayo. Historias de Almonaster o La embajada Roja en Lisboa de Vázquez Moliní y Declaración de ausencia o Comunistas y Pilaristas de Jaime Ruiz son algunos ejemplos. Juntos, firmando como Rui Vaz de Cunha, han publicado Lisboas y Elogio de Bruselas. Dos libros en los que se mezcla la narración de sucesos y anécdotas, donde se relatan acontecimientos históricos, reales o novelados, y se aporta una exhaustiva y valiosa información sobre los lugares objeto de las peripecias de Rui Vaz de Cunha. Todo ello, convierte a estos dos libros en dos guías literarias, llamémoslas así, esenciales para conocer en profundidad el paisaje y al paisanaje de esas ciudades tan distintas y, al tiempo, fundamentales para comprender la crónica del ayer y de nuestros tiempos.
Desde que Rui Vaz de Cunha publicara su primer libro, los tres autores, los dos reales y el de ficción, han seguido, como digo, escribiendo y publicando. Ahora, con este tercer libro basado en la figura del pintor Vázquez Díaz, a los que hemos seguido esta trayectoria laberíntica nos asalta la duda y la inquietud. Porque Rui Vaz de Cunha ya no es sólo una firma o un nombre imaginario. Éste Rui Vaz ha ido tomando vida, detrás de su apellido hay una historia personal, una familia, una existencia cada vez más real y menos ficticia. De esta forma, como si se tratara de un vampiro o un alien, pareciera que Rui Vaz de Cunha se está apoderando poco a poco de las almas creativas de Jaime Ruiz e Ignacio Vázquez Moliní, hasta que sólo quede uno y ese uno no sea otro que Rui Vaz de Cunha.
Cierto es que existen sectores doctrinales que opinan que Rui Vaz de Cunha es una artimaña ideada por Ignacio Vázquez Moliní y Jaime Ruiz para confundir a la hacienda pública y evadir los impuestos que obtienen por las ventas millonarias de sus libros. Pero no seré yo quien levante falsos testimonios. En fin, dejando el humor a un lado, es necesario anotar que el libro que nos ocupa es una obra escrita con gran oficio literario, bien estructurada y de fácil lectura, lo cual es sello de identidad del portugués apócrifo. El libro contiene cincuenta y siete retratos literarios extraídos de los retratos de los personajes que pintara el onubense, o mejor dicho, el artista de Nerva (qué es igual pero no es lo mismo), Daniel Vázquez Díaz.
A cada personaje se le dedica apenas tres páginas. En tan breve espacio se nos proporciona información no sólo sobre aspectos destacados de los personajes con los que nos topamos, sino de facetas, situaciones, sucesos y anécdotas poco o nada conocidas de los protagonistas. Ello convierte al libro en un complemento necesario para conocer la personalidad de las figuras que retrató Vázquez Díaz y acercarnos a ellos de una forma diferente, sabiendo que todos forman parte importante de nuestro acervo cultural. Poder encontrarnos con esa otra cara de los personajes es lo que proporciona vitalidad al libro, además de hacerlo ameno y heterogéneo.
El Conde de Romanones, Unamuno, Valle-Inclán, Gregorio Marañón, Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Gómez de la Serna, Gerardo Diego, Joaquín Ruiz Jiménez, González Ruano, etc., fueron retratados por Vázquez Díaz, con más o menos urgencia, en ese afán del pintor onubense por plasmar los rostros de aquellos egregios coetáneos con los que se topaba en su quehacer como artista o simplemente como testigo de una época. Destacar aquí que muchos de ellos fueron miembros del Ateneo de Madrid e incluso llegaron a ocupar cargos importantes en esta institución donde el pasado 29 de marzo de 2014 se presentó en Madrid este libro de retratos literarios y, al unísono, de divulgación histórica.
En efecto, numerosos personajes de este libro fueron parte de la espina dorsal de la cultura y política española del siglo XX. Muchos de ellos de ese magnífico período que fue el primer cuarto del siglo XX y al que se ha denominado Edad de Plata de la Cultura española. A ellos se les unen otros personajes extranjeros: músicos, escritores, artistas plásticos,… que dejaron su relevante impronta en el bagaje cultural de Europa.
El interés de este libro radica, en mi opinión, en la reivindicación de la figura de Vázquez Díaz, en la relevancia histórica y cultural de los personajes que salen de sus retratos para llenar las páginas de este libro y, por último, como siempre sucede en De Cunha, en esos matices de la historia, o debiera escribir de la intrahistoria, que nos dan la talla humana e intelectual de estos personajes. Porque a Rui Vaz de Cunha le gusta sobre todo fijarse, como diría Nieves Concostrina, en esas 'menudas historias' de la Historia.
Sólo queda, pues, recomendar la lectura de este nuevo libro del decadente autor portugués, especie de hipostasis tras la que existen simultáneamente tres personas distintas. Como lector quedo a la espera de la próxima obra de Rui Vaz de Cunha y también instalado en la intriga de saber quién de los tres escritores, como en la saga Los inmortales (Highlander en V.O) del director australiano Russell Mulcahy, conservará su cabeza literaria sobre sus hombros. Pues ya sabemos que “sólo puede quedar uno”. ¡Se abren las apuestas! © Francisco J. Castañón
viernes, 12 de septiembre de 2014
Reseña de An Matutina de Ángel Manuel Vicea
An matutina, con este título tan peculiar que parece sacado de un manuscrito medieval, Ángel Manuel Vicea se adentra en el género poético. Para ello ha elegido la octava real (la preferida de los poetas épicos del Renacimiento italiano), la rima consonante, casi en desuso, y el verso endecasílabo que también fue el predilecto de los poetas neoclásicos españoles del siglo XVIII para su poesía didascálica o pedagógica. En este sentido, tiene uno la sensación de que An matutina es un libro de poemas a destiempo del principio de este siglo. Sin embargo, la carga poética que contiene este poemario le inviste con la contemporaneidad que posee el valor intrínseco de la poesía.
Sin duda, la guía para la lectura de este libro es el preciso y acertado prólogo con el que Jesucristo Riquelme pone pórtico a este poemario. Un poemario que es un grito desbordado. Como sucede en la serie de los cuatro cuadros del noruego Edvard Munch, nuestro autor expresa en los poemas de An matutina el dolor que le genera el mundo que le rodea y el que reside en su propio universo interior. Porque detrás de estos versos hay un poeta desesperanzado y escéptico. Así escribe:
‘Como el alma de infamia desprendida.
En tanto lugar vibra el gozo insano
y a tanta soledad se nos convida,
qué del tributo en poderosa mano,
se hizo la mar vacía, la tierra herida,
la grandeza violenta del tirano,
el enjambre soez de los engaños
y el poder que vomitan los escaños.’
Pero también atisbamos a un autor empeñado en alzarse desde el profundo barro de nuestra humanidad y nos dice: ‘La Verdad, que a sí misma se anticipa, / contigo y con la tierra participa.’ Por todo ello, a pesar de la desgarradora crítica que ejerce a través de sus poemas sobre la sociedad que le ha tocado vivir —una sociedad que para el poeta carece de los fundamentos éticos y morales que el autor reivindica en sus versos—, Vicea cree aún en la redención a través del arte. En este caso de la Ars poetica.
En An matutina puede observase el dominio de la palabra que tiene el autor. Vicea busca con ahínco, con verdadera obsesión, la palabra exacta. La palabra precisa. La palabra como bisturí para diseccionar los ámbitos y las esferas en las que se desenvuelve su poesía. En la poesía de Vicea la palabra es quien gobierna por encima de las imágenes, por encima de las metáforas o de cualquier otro recurso literario. Para dar tal relevancia a la palabra no duda en forzar el lenguaje como si de un hierro candente se tratara: ‘Tras la soflama esquiva de un semblante, / que en los celajes de la noche umbría/resuena como flor dulce y mora, / cual pompa de hermosura tentadora.’
No hay por tanto pereza léxica en Vicea. Todo lo contrario, el léxico se cuida hasta el extremo. El mismo léxico que revela su inconformismo con estos tiempos donde habita, pero pareciera que no quisiera estar. Porque para este poeta otros tiempos pasados serían si no mejores, sí más acordes con su persona y su poesía. Ese léxico escogido con tanto esmero es el que utiliza, a modo de máquina del tiempo, en fórmulas expresivas que el autor nos acerca desde un lejano pasado: ‘Y aún más, aquí dichoso y prisionero / le brindo señora mi amor entero’
La espina dorsal de este libro se articula en torno a quince palabras que son al tiempo claves para adentrarnos en el discurso poético de Vicea. Son las palabras llave de este poemario, digámoslo así, que nos abren las puertas de cada uno de los capítulos del libro. Palabras que se utilizan como un juego de espejos. El Amor, la Amistad, el Destino o la Fidelidad se sitúan cara a cara frente a la Desgracia, el Olvido, la Muerte o la Infidelidad. En todo caso, temas universales que han estado presentes en la poesía desde las épocas más remotas. Anotar aquí qué para introducirnos en los diversos capítulos, Vicea recurre a otras tantas citas bibliográficas de autores que van desde la antigua Grecia de Homero a la Edad de Plata de la cultura española con Cajal. Ese es el bagaje cultural que el autor hace suyo y del que quiere dejar constancia en su obra.
Por último, creo importante destacar que An matutina es el inicio de una trayectoria, y de esta forma debe observarse este poemario. Su autor deberá ir construyendo y consolidando su proyecto poético. La evolución que habrá de sufrir el discurso lírico de Vicea será lo que defina su próxima poesía. Por la relación que el autor tiene con la música sabemos que difícilmente perderá esa cadencia tan necesaria que imprime a sus versos. Si seguirá por el sendero de la poesía rimada o del verso libre deduzco que lo determinarán sus imperativos expresivos. En todo caso, los poemas inéditos con los que Vicea dará continuación a dicho proyecto poético, qué por lo que sabemos a no mucho tardar verán la luz, nos irán dando la medida y altura de su poesía. Lo que puede decirse a día de hoy es que tras conocer y leer An matutina merecerá la pena, a buen seguro, seguir la pista de este nuevo poeta.
An matutina. Ángel Manuel Vicea. Entrelíneas Editores. Fuenlabrada (España), 2013
martes, 9 de septiembre de 2014
Reseña de "La luz que oculta la niebla" de José Guadalajara
La luz que oculta la niebla
José Guadalajara
Bahodón Ediciones, 2012
La luz que oculta la niebla es la nueva novela de José Guadalajara, un autor consolidado que ha publicado ya cuatro novelas históricas y dos libros dedicados al mito del Anticristo. Media docena de obras confeccionadas con rigor y esmero a las que ahora se une una novela de amor. Porque José Guadalajara abandona sus argumentos habituales para ofrecernos en La luz que oculta la niebla una historia de amor o como afirma Fernando Marías sobre esta obra: ‘una novela de desamor’.
En este sentido, la temática amorosa que impregna la novela trae a la memoria aquella idea que expresara Paul Eluard sobre su obra poética: ‘todos mis poemas son poemas de amor’, aunque en la poesía del maestro francés, como en las páginas de esta novela de José Guadalajara, encontremos mucho más que el tema del amor. De hecho hay que profundizar, casi escarbar en el texto, para encontrar el núcleo sobre el que gira la obra. Así, podemos observar un acentuado erotismo que emerge junto al amor en el relato y otros temas de carácter trascendental, como el paso del tiempo o la muerte, que aparecen igualmente en la novela.
Aunque pueda parecer una obviedad conviene decir que esta novela está muy bien escrita. Hace poco el premio Nobel Mario Vargas Llosa afirmaba que ‘ya no se escribe para la eternidad’. La aseveración puede parecer grandilocuente, pero frente a esa literatura tan extendida en la actualidad que se escribe y edita con el único fin de distraer al público lector hay otra literatura hecha para perdurar, para ser leída y apreciada con la misma vigencia hoy y en el futuro, para resistir al tiempo. Por lo menos ese es el objetivo a perseguir. Otra cuestión es que se logre. En todo caso, la novela de José Guadalajara pertenece a este último tipo de literatura. El veredicto final lo dictaminarán quienes se acerquen a sus páginas, pero sin duda estamos ante una obra que merece la pena ser leída.
En esta novela el autor no se limita tan sólo a relatar una serie de acaecimientos, ya que de ella podemos extraer elementos que son igualmente dignos de nuestra atención: su riqueza léxica, sus referencias culturales, los lugares en los que acontecen sus episodios, la invitación a conocer dichos lugares, el humor inteligente que destilan algunos de sus pasajes, etc.
La novela de Guadalajara es también una de esas obras con las que se aprende a escribir. Aseveraba Camilo José Cela que no existe una fórmula para aprender a escribir una buena novela, cada escritor debe forjar su propio método. Por ello, sin minusvalorar la labor que hoy en día desarrollan numerosos talleres de escritura, seguramente la mejor escuela para aprender a escribir es leer buenos libros y La luz que oculta la niebla es un buen libro, literatura de calidad, muy recomendable para quienes además de ser avezados lectores quieren adentrarse en el ejercicio de la escritura.
La novela está bien elaborada, bien estructurada, los diálogos son fluidos y no estorban el discurrir del relato, el juego temporal entre presente y pasado —que como ya nos advirtió Arnold Hauser impregna la narrativa moderna desde la aparición del cine— también tiene su reflejo en la novela de Guadalajara, donde la intriga se mantiene hasta las últimas páginas dando una solución inesperada al desarrollo de la trama.
Por otra parte, en el ámbito de los personajes de la novela destaca el reto que afronta el escritor al dar vida a un personaje femenino que es al mismo tiempo la protagonista de esta novela. Un desafío del que el autor sale bien parado, pues no es tarea fácil para un escritor varón conseguir, sin que resulte forzado o poco verosímil, dar voz y protagonismo a un personaje femenino. Sin embargo, como se ha mencionado, Guadalajara construye a su protagonista con enorme acierto. En definitiva, y parafraseando en positivo a su protagonista, podríamos decir que gusta el personaje y la trama no se hace densa en ningún momento.
Sólo queda, pues, recomendar la lectura de esta novela en la que se unen entretenimiento, intriga y buena literatura.