Como recuerdo, dejo aquí unas fotos de la comida de Navidad de la Asocaición de Escritores de Castilla-La Mancha que celebramos el 12 de diciembre en la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid.
martes, 16 de diciembre de 2014
domingo, 23 de noviembre de 2014
López Guisado y Drácula en el Café Comercial
El pasado viernes, 21 de noviembre, Fernando López Guisado presentó en el espacio La planta de arriba del Café Comercial de Madrid su nuevo poemario Rocío para Drácula publicado por Ediciones Vitruvio.
El poemario fue presentado por el escritor Rafael Soler, el poeta y director de la editorial Vitruvio Pablo Méndez y el autor del libro. Fernando López Guisado recitó varios poemas de su nueva obra ante un público que llenó por completo la sala.
Rocío para Drácula contiene cerca de cien poemas de enorme calidad y variedad temática. Sin duda, con este libro Fernando López Guisado se consolida como un poeta de referencia en la escena literaria actual.
El poemario fue presentado por el escritor Rafael Soler, el poeta y director de la editorial Vitruvio Pablo Méndez y el autor del libro. Fernando López Guisado recitó varios poemas de su nueva obra ante un público que llenó por completo la sala.
Rocío para Drácula contiene cerca de cien poemas de enorme calidad y variedad temática. Sin duda, con este libro Fernando López Guisado se consolida como un poeta de referencia en la escena literaria actual.
viernes, 14 de noviembre de 2014
Luis Alberto de Cuenca en La Rioja Poética
El pasado martes, 11 de noviembre, Luis Alberto de Cuenca leyó poemas en La Rioja Poética, Espacio Literario que dirige Rosario de la Cueva. De Cuenca recitó sus poemas más personales, ya que este Espacio, perteneciente a la Casa de La Rioja en Madrid, era propicio para ello, según comentó el propio poeta en el posterior coloquio. De Cuenca hizo gala de su profundo bagaje literario y cultural presente en su poesía.
Más allá de las preferencias poéticas de cada uno, hay que reconocer la amplía y solida trayectoria de este renombrado poeta. Figura relevante de la literatura española contemporánea. Me sumo, en esta breve reseña, a la visión crítica y dolorida expresada en este acto por De Cuenca sobre la lamentable situación actual de nuestro país en muchos aspectos. Como bien dijo, a veces le dan ganas a uno de marcharse. En fin,.. así están las cosas.
Rosario de la Cueva presentó a Luis Alberto de Cuenca y dio las gracias al público por su asistencia a este recital, que llenó por completo la acogedora sala donde se celebró el evento.
Más allá de las preferencias poéticas de cada uno, hay que reconocer la amplía y solida trayectoria de este renombrado poeta. Figura relevante de la literatura española contemporánea. Me sumo, en esta breve reseña, a la visión crítica y dolorida expresada en este acto por De Cuenca sobre la lamentable situación actual de nuestro país en muchos aspectos. Como bien dijo, a veces le dan ganas a uno de marcharse. En fin,.. así están las cosas.
Rosario de la Cueva presentó a Luis Alberto de Cuenca y dio las gracias al público por su asistencia a este recital, que llenó por completo la acogedora sala donde se celebró el evento.
sábado, 8 de noviembre de 2014
Aromas de vino y viñedos en el Ateneo de Madrid
El 6 de noviembre tuvo lugar en el Ateneo de Madrid la presentación del libro Aromas de Vino y Viñedos, en el que han intervenido varios autores de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha. El ibro fue presentado por Natividad Cepeda, Coordinadora del libro; Pilar Jiménez Amat, pintora y autora del cuadro que ha servido para ilustrar la cubierta del libro; Joaquín Vidal, Director del diario Estrella Digital y Alfredo Villaverde, presidente de la Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha.
Tras las intervenciones de los presentadores, diversos autores leyeron textos en prosa y poesía contenidos en el libro: Almudena Mestre, Juan Jiménez Ballesta, Román del Río Castillo, Francisco de la Torre Díaz-Palacios, Luis Díaz-Cacho, Luis Romero de Ávila, Jesús Lara Serrano, Miguela del Burgo, María Teresa Lozano y Francisco J. Castañón.
En la foto (de izquierda a derecha): Alfredo Villaverde, Natividad Cepeda, Pilar Jiménez Amat y Joaquín Vidal.
En la foto (de izquierda a derecha): Alfredo Villaverde, Natividad Cepeda, Pilar Jiménez Amat y Joaquín Vidal.
Noticias sobre el evento:
http://www.lanzadigital.com/news/show/cultura/el-ateneo-de-madrid-acoge-este-jueves-la-presentacion-del-libro-aromas-de-vino-y-vinyedos/71414
http://entomelloso.com/el-ateneo-de-madrid-acoge-el-proximo-jueves-la-presentacion-del-libro-aromas-de-vino-y-vinedos/
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Intervención
de Joaquín Vidal, director del diario Estrella Digital en la presentación del
libro Aromas de vino y viñedos. Ateneo de Madrid, 6 de noviembre de
2014.
Es
singular y de agradecer poder sentarse a una mesa, a presentar un libro, un
periodista, como es mi caso, entregado en cuerpo y alma al mundo digital. Un
mundo, el digital, que es virtual, pero también real, aunque a veces sea
complicado de entender.
Existimos,
aunque muchas veces somos intangibles. Por eso es agradable hablar de dos
elementos tangibles, dos realidades, la un libro y el vino. Tan como está
configurada nuestra cotidianeidad, necesitamos, yo necesito, agarraderas
terrenales. Visitar el mundo real.
El ámbito poético, la poesía, necesita papel. Es un contraste bárbaro, un reducto, en el ámbito diario en el que vivimos, virtual y en la red, una red sin red real, si se me permite, en la que a veces nos sentimos, uno se siente, un trapecista virtual, sin red de seguridad.
Llegados a este punto, pocas cosas más sugerentes en estos momentos que hablar de libros, poesía y vinos. Seguramente me parece sugerente porque yo no soy poeta. Mi mundo, mi vida diaria, está lo más lejos posible de la creación poética. Noticias urgentes, operación Púnica, sondeos del CIS, etc.
El periodismo es prosaico y urgente hoy en día. Aunque nosotros buscamos en el periódico un hueco para otro ritmo de las cosas, de la vida, otra lectura. Es así como surgen historias que contamos, como por ejemplo la de El Toboso, que quizá algún día será Capital Mundial del Amor.
El Toboso. La Mancha. La Mancha y el vino son dos conceptos indisolubles, inseparables.
Se ha dicho que este es un libro de poesía, pero hay mucho más. Hay historias de cuevas, un viaje a California con inesperado destino en La Mancha, se habla de lo que le pasa en una excursión de jubilados a Benidorm. Hay lo que tiene que contar un puñado de personas con sensibilidad literaria, y por el vino –con moderación– y por una tierra, La Mancha.
En
estos días de retos y nacionalismo extremo, yo me permito recomendar un viaje
por la Mancha, aunque solo sea de palabra. Una tierra sufrida, pobre pero
orgullosa. No en el sentido de la soberbia, sino del pundonor por lo suyo.
Reprimida por décadas –quizás siglos– por el hecho de que es leal. Para mi, es
el corazón del país, el justo medio, carácter castellano, alegría cuando se
debe, austera y también, hay que decirlo, desconfiada, carcaterística española
como pocas.
Y un paisaje. Un paisaje nada fácil. Llano, claro, pero no siempre ni tanto. Geométrico a veces, cambiante con el año, que cambia sus colores. Hay rojos, hay tierras, hay verde, hay blanco. En cierto sentido se podría decir que hay blancos y hay tintos. A menudo es un camino recto, con final en el horizonte, rodeado de un mar de tierra, con velas blancas con forma de fachadas; jarcias que son campanarios; islotes que son castillos y fortalezas. Y, claro, paisanos que, como pueden, capean el temporal.
Joaquín Vidal
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Invitación al acto:
viernes, 7 de noviembre de 2014
Lectura de poemas en Tardes de Prometeo
El pasado miércoles 5 de noviembre, junto a
la poeta Carmina Casala, recité poemas en las Tardes de Prometeo (Sala Trovador
de Madrid), Espacio Literario de la Asociación Prometeo de Poesía que desde
1980 organiza el ciclo Nuestros Escritores, por el que han pasado grandes
figuras de nuestra poesía. Todo un honor!!. Recité poemas de mis libros A
cuenta del albur, Fuenfría, Las horas indultadas y poemas
inéditos.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
Aromas de vino y viñedos
La Asociación de Escritores de Castilla-La Mancha, ha publicado el libro que cada año reune bajo un mismo tema a los autores de la entidad que desean participar en el proyecto. Este año el libro ha estado dedicado a los viñedos y, por supuseto, al vino. En el libro han colaborado 45 firmas en prosa y poesía.
Aquí dejo los tres poemas con los que he colaborado en este libro.
AMANDI
Al abrigo de las prominentes
y escarpadas paredes
que resguardan la Ribeira Sacra,
donde el paisaje se adorna
con soberbios y apacibles bancales,
discurren las gélidas aguas
del Sil profundo
sobre el que desliza su quilla
un solitario barco que infringir no quiere
la serenidad de este río encubierto
por agrestes cañones.
Por estos barrancos hondos,
en los que vides de raigambre
reposan y trepan
entre ásperos roquedales,
hombres de tesón paciente,
cesta a cesta, descienden y remontan
para cultivar las uvas inmemoriales
cuyo licor preciado dicen degustaron
caudillos celtas y dignatarios romanos;
para vendimiar la esencia de esta tierra vertical
regada por la lluvia propicia,
lavada por nieblas templadas,
que se va impregnando
de un calor cordial pero tajante.
Vino de Amandi,
pintado con tintes cerezas y violáceos,
de refinada fragancia a frutos exultantes,
de embocadura a moras y grosellas
nacidas en intrincados bosques,
colmados de leyendas,
que fueron en un tiempo sombrío
custodiados por monjes y eremitas.
Vino de Amandi,
que en este día inclemente de febrero
reconforta espíritu y entrañas
cuando damos cuenta ahora
de sobrios manjares
mientras nos concede amparo
un molino viejo a orillas del Arnoia.
PITARRA
En su oscuro y frío vientre,
como secreta cueva,
la protectora tinaja retiene
uvas redentoras, blancas o tintas,
que con placidez y sosiego
fermentan reservadas
junto a sus laudables hollejos.
Vino que mece la mano sabia
del bodeguero llano.
Vino que para su trasiego espera,
entre artesanales cuidados,
a los recios días del desabrido invierno
en esta tierra extrema y dura
de gentes estoicas, audaces,
de raíces trasplantadas,
que llevan consigo la luminosidad
de estos campos de tenaces encinas.
Vino turbio de pitarra.
Vino de fértiles suelos de barros,
que entre la arcilla modelada
aguarda el desenlace
cuando deba salir
a nuestro encuentro
en esos momentos venturosos,
aún inéditos, de asueto y desahogo.
LUZ Y ORO
En el catavinos la luz, hurtada a mil soles
que granaron las vides y elevaron el trigo
sobre la tierra labrada.
Sobre el pan un oro verde que empapa
la nutricia miga y trae savia de olivos
plantados en rojas arenas,
bañados con lagrimas de luna llena.
Pan, para advertir la punzada amable
de la espiga. Vino fino, para afilar los sentidos.
Aceite virgen, para ocupar la sangre
de regustos dulces y picantes.
Luz y oro primordial. Pan, vino y aceite.
domingo, 2 de noviembre de 2014
Poemas para Halloween en el Museo del Romanticismo
El viernes 31 de octubre, en el marco de la VI Semana Gótica de Madrid, durante la terrorífica noche de Halloween o, como se ha dicho siempre por estos lares, Noche de las Ánimas, se celebró en el Museo del Romanticismo (calle Beneficencia 14, de Madrid) un recital de poemas organizado por la Hermandad Poe. Allí estuvimos Alberto Infante, Antonio Daganzo, Ana Ares, Francisco Moral,
Loren Fernández, Elena Muñoz, Marga Mayordomo Sánchez, María Solís Munuera,
Rosario de la Cueva, Emilio González Martínez, Carlos Jack Winchester, Rebeca Álvarez del Casal,
Alfonso Brezmes, David Minayo, Fernando López Guisado y yo. La foto es de Patricia Pérez Vergara.
Convocatoria:
jueves, 30 de octubre de 2014
Reseña de "Heterodoxos, Quiméricos y Visionarios" de Alfredo Villaverde Gil
Heterodoxos, Quiméricos y Visionarios
Alfredo Villaverde Gil
Editorial Dulcinea, 2014
Heterodoxos, Quiméricos y Visionarios es el título del nuevo libro de Alfredo Villaverde Gil. Un poemario dedicado a personajes clave de la literatura, el arte y en general de la historia, sin los cuales seguramente sería difícil entender el mundo tal y como hoy lo conocemos.
Este es un poemario, en efecto, que nos habla de grandes personajes de la cultura, pero también de otros que pertenecen al ámbito de lo político, lo social, del mundo empresarial o las nuevas tecnologías. Pues para Alfredo Villaverde es tan valiosa la figura de San Juan de la Cruz como la del Ché Guevara o la de Steve Jobs para incluirlas en este libro singular.
En cualquier caso, todos fueron protagonistas de la historia pasada y de la más reciente. En este libro, Alfredo Villaverde nos habla de hombres y mujeres que él cataloga como heterodoxos. Donde también cabría nuestro autor, pues Villaverde también es un heterodoxo. Asimismo, nos habla de personajes a los que define como quiméricos, personajes que apostaron por construir el mundo a través del arte, el humanismo y, en algún caso, como Teresa de Calcuta, de la entrega a los demás.
Para cerrar el tríptico, nos habla de visionarios, porque estos personajes que Alfredo Villaverde recupera para la poesía fueron más allá del horizonte que les marcaba su tiempo, su propia época, e incluso más allá de lo substantivo. Llegando a la esfera de lo trascendente y el misticismo. Como fue el caso de Yalad al-Din Rumí, presente en el poemario cuya voz poética inspiraría una de las formas de expresión mística sufí más bella. Me refiero a los derviches danzantes.
Por ello, cada personaje ha sido adjetivado según los tres calificativos utilizados en el título que, a su vez, corresponden a los títulos de los tres capítulos del libro. Sin embargo, tengo la sospecha de que las figuras entresacadas del paisaje de la historia que van surgiendo en las páginas del poemario, son todos ellos merecedores a un tiempo de los tres epítetos que definen el libro.
Todos y todas mostraron su disconformidad con las ideas, las prácticas, las creencias o los dogmas que imperaron en el momento que les tocó vivir. Todos quisieron llevar la imaginación al poder y eligieron la utopía como recurso para dar sentido a la existencia. Todos utilizaron la ilusión y la fantasía para erigir sus obras e intentar modificar la realidad que les rodeaba.
Todos y todas quisieron a su manera “salvar el planeta y alterar la conciencia humana”, como escribió Allen Ginsberg. Posiblemente porque, como nos dice Alfredo Villaverde, “el mundo es un aullido gigantesco”. Todos ejercieron un compromiso activo con la cultura y el humanismo. Quizá porque, como también escribe Alfredo, “quién sabe cuándo y dónde”, a través del arte, la música, la poesía o un sencillo gesto de humanidad “haremos sonreír a la Gioconda”.
Es cierto que Alfredo Villaverde puede permitirse el lujo de abordar y enfrentarse a estos personajes de extraordinario peso específico. Una empresa que para cualquier otro autor sería cuanto menos arriesgada. Puede hacerlo por su amplia trayectoria como urdidor de versos de calado y prosas bien afinadas. Puede hacerlo porque el oficio le viene de lejos y la maestría se impone en sus poemas. Puede hacerlo porque aborda la complejidad de los enormes personajes de libro con la soltura de quien ha transitado mucho y bien por los senderos del intelecto y la escritura. El resultado: poemas de lectura ágil y accesible. A pesar, como he dicho, de la altura cultural e histórica de los personajes que se sitúan en el punto de mira de sus versos.
Sin duda, los poemas poseen una profunda carga temática. Pero en estos versos no sólo hay una exaltación de las figuras que como en una galería de retratos aparecen ante nuestros ojos, también se entreveran los grandes temas de la poesía como el tiempo, el amor, la existencia, la sociedad, etc. Por otra parte, estos son temas que siempre han estado presentes en la obra poética de Alfredo Villaverde.
Dicho esto, parece necesario advertir que la elección de los personajes no parece casual. Más bien creo que nuestro autor, haciendo bueno el axioma de que escribir poesía es desvestirse y exponerse como en ningún otro género ante el público lector, nos confía una parte esencial de su bagaje cultural del que él se considera heredero y, al mismo tiempo, sabedor de la obligación intelectual de transmitir dicha herencia.
Creo que, de esta forma, Alfredo Villaverde ha querido dar cuenta y razón de personajes que han ejercido sobre él una extraordinaria atracción y, por ende, una influencia notable. Villaverde es, ya se ha dicho, un heterodoxo y también quimérico y visionario como los personajes de su libro. Es un autor que ha practicado la poesía social, estética, mística,…en fin de muy diversa temática y condición. Ahora rinde homenaje poético a quienes le han conducido, en algún momento de su trayectoria literaria y vital, por los derroteros de la creación y el pensamiento.
No podemos dejar de citar la figura de Juan Ruiz de Torres que, sin duda, fue igualmente hombre y autor heterodoxo, quimérico y visionario. A quien el autor dedica el libro y el último poema del mismo. La amistad personal y literaria entre Alfredo Villaverde y Juan Ruiz, fallecido este año 2014, queda patente en el libro.
Para finalizar, solo resta anotar que en este libro los lectores encontrarán buena poesía que, sobre todo, rinde culto a la cultura y a quienes la han edificado con mayúsculas. Un libro en el que a buen seguro encontrarán poemas que serán de su agrado.
© Francisco J. Castañón
Alfredo Villaverde Gil
Editorial Dulcinea, 2014
Heterodoxos, Quiméricos y Visionarios es el título del nuevo libro de Alfredo Villaverde Gil. Un poemario dedicado a personajes clave de la literatura, el arte y en general de la historia, sin los cuales seguramente sería difícil entender el mundo tal y como hoy lo conocemos.
Este es un poemario, en efecto, que nos habla de grandes personajes de la cultura, pero también de otros que pertenecen al ámbito de lo político, lo social, del mundo empresarial o las nuevas tecnologías. Pues para Alfredo Villaverde es tan valiosa la figura de San Juan de la Cruz como la del Ché Guevara o la de Steve Jobs para incluirlas en este libro singular.
En cualquier caso, todos fueron protagonistas de la historia pasada y de la más reciente. En este libro, Alfredo Villaverde nos habla de hombres y mujeres que él cataloga como heterodoxos. Donde también cabría nuestro autor, pues Villaverde también es un heterodoxo. Asimismo, nos habla de personajes a los que define como quiméricos, personajes que apostaron por construir el mundo a través del arte, el humanismo y, en algún caso, como Teresa de Calcuta, de la entrega a los demás.
Para cerrar el tríptico, nos habla de visionarios, porque estos personajes que Alfredo Villaverde recupera para la poesía fueron más allá del horizonte que les marcaba su tiempo, su propia época, e incluso más allá de lo substantivo. Llegando a la esfera de lo trascendente y el misticismo. Como fue el caso de Yalad al-Din Rumí, presente en el poemario cuya voz poética inspiraría una de las formas de expresión mística sufí más bella. Me refiero a los derviches danzantes.
Por ello, cada personaje ha sido adjetivado según los tres calificativos utilizados en el título que, a su vez, corresponden a los títulos de los tres capítulos del libro. Sin embargo, tengo la sospecha de que las figuras entresacadas del paisaje de la historia que van surgiendo en las páginas del poemario, son todos ellos merecedores a un tiempo de los tres epítetos que definen el libro.
Todos y todas mostraron su disconformidad con las ideas, las prácticas, las creencias o los dogmas que imperaron en el momento que les tocó vivir. Todos quisieron llevar la imaginación al poder y eligieron la utopía como recurso para dar sentido a la existencia. Todos utilizaron la ilusión y la fantasía para erigir sus obras e intentar modificar la realidad que les rodeaba.
Todos y todas quisieron a su manera “salvar el planeta y alterar la conciencia humana”, como escribió Allen Ginsberg. Posiblemente porque, como nos dice Alfredo Villaverde, “el mundo es un aullido gigantesco”. Todos ejercieron un compromiso activo con la cultura y el humanismo. Quizá porque, como también escribe Alfredo, “quién sabe cuándo y dónde”, a través del arte, la música, la poesía o un sencillo gesto de humanidad “haremos sonreír a la Gioconda”.
Es cierto que Alfredo Villaverde puede permitirse el lujo de abordar y enfrentarse a estos personajes de extraordinario peso específico. Una empresa que para cualquier otro autor sería cuanto menos arriesgada. Puede hacerlo por su amplia trayectoria como urdidor de versos de calado y prosas bien afinadas. Puede hacerlo porque el oficio le viene de lejos y la maestría se impone en sus poemas. Puede hacerlo porque aborda la complejidad de los enormes personajes de libro con la soltura de quien ha transitado mucho y bien por los senderos del intelecto y la escritura. El resultado: poemas de lectura ágil y accesible. A pesar, como he dicho, de la altura cultural e histórica de los personajes que se sitúan en el punto de mira de sus versos.
Sin duda, los poemas poseen una profunda carga temática. Pero en estos versos no sólo hay una exaltación de las figuras que como en una galería de retratos aparecen ante nuestros ojos, también se entreveran los grandes temas de la poesía como el tiempo, el amor, la existencia, la sociedad, etc. Por otra parte, estos son temas que siempre han estado presentes en la obra poética de Alfredo Villaverde.
Dicho esto, parece necesario advertir que la elección de los personajes no parece casual. Más bien creo que nuestro autor, haciendo bueno el axioma de que escribir poesía es desvestirse y exponerse como en ningún otro género ante el público lector, nos confía una parte esencial de su bagaje cultural del que él se considera heredero y, al mismo tiempo, sabedor de la obligación intelectual de transmitir dicha herencia.
Creo que, de esta forma, Alfredo Villaverde ha querido dar cuenta y razón de personajes que han ejercido sobre él una extraordinaria atracción y, por ende, una influencia notable. Villaverde es, ya se ha dicho, un heterodoxo y también quimérico y visionario como los personajes de su libro. Es un autor que ha practicado la poesía social, estética, mística,…en fin de muy diversa temática y condición. Ahora rinde homenaje poético a quienes le han conducido, en algún momento de su trayectoria literaria y vital, por los derroteros de la creación y el pensamiento.
No podemos dejar de citar la figura de Juan Ruiz de Torres que, sin duda, fue igualmente hombre y autor heterodoxo, quimérico y visionario. A quien el autor dedica el libro y el último poema del mismo. La amistad personal y literaria entre Alfredo Villaverde y Juan Ruiz, fallecido este año 2014, queda patente en el libro.
Para finalizar, solo resta anotar que en este libro los lectores encontrarán buena poesía que, sobre todo, rinde culto a la cultura y a quienes la han edificado con mayúsculas. Un libro en el que a buen seguro encontrarán poemas que serán de su agrado.
© Francisco J. Castañón
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